Representa la escena de la presentación de homagium por el cardenal Stefan Wyszyński. Cuando el Primado de Polonia se arrodilló ante Juan Pablo II, Éste se levantó de su trono papal, se inclinó y abrazó al cardenal. Lo sostuvo en sus brazos, durante un rato largo y le besó la mano. El 23 de octubre de 1978, en una carta dirigida al cardenal Stefan Wyszyński, Juan Pablo II, escribió: “No estaría sobre la Cátedra de Pedro este Papa polaco que hoy, lleno de temor de Dios pero también de confianza, inicia un nuevo pontificado, si no hubiera sido por tu fe que no se ha arredrado ante la cárcel y los sufrimientos; si no hubiese sido por tu heroica esperanza, tu ilimitada confianza en la Madre de la Iglesia.”
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