Los días 23 y 24 de noviembre de 2018, en Ávila, se celebró un simposio internacional titulado “Juan Pablo II frente a la experiencia de Dios: su relación con los místicos del Carmelo”. El congreso fue organizado con el motivo de la inauguración de la “Cátedra Juan Pablo II”, en el marco del Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista (CITeS)-Universidad de la Mística de Ávila, en estrecha colaboración con la Pontificia Universidad Juan Pablo II (UPJPII), en Cracovia. Una vez finalizadas las intervenciones de los ilustres invitados: la embajadora de Polonia, Exma. Sra. Dña. Marzenna Adamczyk, D. Jesús García Burillo, obispo de la Diócesis de Ávila, D. Łukasz Grützmacher, director adjunto del Instituto Polaco de Cultura, en Madrid, D. Francisco Sancho Fermín OCD, director del CITeS y D. Andrzej Dobrzyński, a quien ha sido confiada la gestión de la recién creada Cátedra, se inició la primera sesión, dedicada a Juan Pablo II y Edith Stein.
La ponencia de apertura “Edith Stein en la vida y en los escritos de Karol Wojtyła-Juan Pablo II”, a cargo del rector de la Pontificia Universidad Juan Pablo II, en Cracovia, D. Wojciech Zyzak, versó sobre las relaciones, similitudes, intereses comunes e inspiraciones que pueden trazarse en el legado filosófico y teológico del papa. “A los filósofos, objeto del estudio, les une, sin duda, la creencia en la existencia de la verdad objetiva, el personalismo fenomenológico, el deseo de combinar la filosofía del ser y la conciencia y, también, el análisis de la experiencia espiritual y, en particular, la mística”, destacó el conferenciante. Asimismo, habló ampliamente sobre los preparativos para la beatificación y canonización de Edith Stein y del contexto de proclamarla patrona de Europa. D. Francisco Sancho presentó a los dos santos como personajes “relacionados” y convergentes en la historia del siglo XX. Este nexo, reflejado en sus vidas y su pensamiento en cuanto a las dramáticas experiencias del siglo pasado, se hace patente en varios documentos del magisterio papal, como por ejemplo: Mulieris dignitatem, Fides et ratio, Vita consecrata, Novo millennio ineunte o, Ecclesiae de Eucharistia. El Santo Padre estaba convencido de que “solo los santos pueden renovar la sociedad de hoy” y Edith Stein personificaba una apasionada búsqueda de esa verdad que es Jesucristo.
La segunda sesión titulada La experiencia de Dios, según Juan Pablo II, lugar, pensamiento y Espíritu fue iniciada por el obispo de la Diócesis de Ávila, D. Jesús García Burillo quien recordó a los oyentes que el segundo cónclave de 1978 había comenzado el día de la festividad de Santa Teresa de Jesús. Los abulenses estaban convencidos de que el papa elegido tendría mucho en común con su santa patrona. D. Jesús disertó sobre la relación del papa con Santa Teresa de Jesús y su ciudad, la primera visitada por Juan Pablo II, en su viaje pastoral, en 1982. El conferenciante destacó que cada santo tiene una misión que cumplir en la Iglesia y en el mundo. Gracias a su ejemplo admiramos la sabiduría de Dios en relación a las personas. El padre Rafael Mora Martín, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas, de Alicante, abordó el tema de la centralidad de la persona en la filosofía y espiritualidad de Juan Pablo II. Los místicos carmelitas pero, sobre todo, el humanismo resultante de una auténtica experiencia de Dios ayudaron, a Karol Wojtyła a descubrir las profundas conexiones entre la cristología y la antropología, a percibir la vida humana desde la perspectiva de la vocación y del diálogo, a encontrar su integridad y singularidad y, a apreciar el valor de la participación y solidaridad social, observó el ponente. Cabe mencionar que el padre Rafael es, también, traductor de las obras filosóficas de Wojtyła del polaco al español. Anabel Castellanos, del Foro Juan Pablo II para la Iglesia y el Mundo Moderno, en Huston, habló sobre el Espíritu Santo en la vida y en el magisterio del Santo Padre. Citó de una serie de ejemplos de la biografía de Juan Pablo II para presentarlo como un hombre especialmente sensible a la presencia del Espíritu Santo, potenciada por la ferviente oración. La conferenciante enfatizó que la santidad de las personas es fruto de la acción del Espíritu Santo.
La tercera sesión fue dedicada a las relaciones de Juan Pablo II con San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Lisieux. D. José Vicente Rodríguez OCD, aludió, en su ponencia, a la tesis doctoral de Karol Wojtyła, señalando los aspectos buenos y los más débiles de este trabajo científico. Según el orador, el autor de la tesis doctoral había abordado el tema de la fe, desde el punto de vista, demasiado filosófico, lo que dificulta la comprensión de San Juan de la Cruz. Asimismo, Wojtyła no prestó la suficiente atención al libro cuarto de “Subida al monte Carmelo”, afirmó el erudito carmelita. Destacó que durante su pontificado el papa había hablado y escrito 25 veces sobre Juan de la Cruz. La actitud hacia el santo místico fue, en estos casos, más teológica. El ponente se refirió a varios testimonios de Juan Pablo II, algunos incluso particulares, sobre su relación con San Juan de la Cruz. Sin lugar a dudas, la verdad sobre Dios, la experiencia de su presencia y de su acción se une al descubrimiento de una vocación sobrenatural del hombre. “Para comprender la dignidad de la persona es menester pasar por la escuela de Juan de la Cruz”, observó el padre Rodríguez y, añadió que Juan Pablo II, con su ejemplo, había confirmado esta verdad. En cambio, el padre Dámaso Zuazua OCD trató del tema del vínculo del papa con Santa Teresita del Niño Jesús. Comentó que la visita a Lesieux, en 1980, fue para el papa una oportunidad para presentar la apología de la vida consagrada y contemplativa. El Santo Padre, a menudo, aludía a este tema, motivado por su formación espiritual y su sensibilidad. Por eso, respaldó el proyecto de proclamar a Santa Teresita doctora de la Iglesia. La idea nació durante el Sínodo de Obispos, en 1994, dedicado a la vida consagrada.
El acto de proclamación fue anunciado por el papa durante las Jornadas de la Juventud, en París, en 1997, mientras que la proclamación solemne se celebró el 19 de octubre de 1997, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Juan Pablo II presentó a la Santa como una maestra del amor divino cuyo fruto es la consagración a la causa de la evangelización y la salvación de las personas. El padre Zuazua observó que de las 547 referencias a los santos carmelitas, 129 corresponden a Santa Teresita del Niño Jesús lo que claramente refleja su lugar en el corazón y el pensamiento del papa.
Cabe mencionar que el simposio fue, también, una oportunidad para intercambiar ideas sobre el trabajo de la nueva Cátedra cuya misión, junto con la investigación científica y la organización de conferencias, consistirá en reunir y crear un entorno para todos los interesados en el legado espiritual e intelectual de Juan Pablo II. Ávila, la capital de la espiritualidad carmelitana, con su genius loci e importancia para toda España, es un lugar idóneo para la reunión y reflexión y, por medio de ello, para la profundización en le experiencia de la comunión con Dios y las personas.
Padre Andrzej Dobrzyński