Juan Pablo II, en muchas ocasiones, había señalado que leía las poesías del padre Jan Twardowski. Ambos sacerdotes-poetas, no solo se conocían bien y profesaban mutuamente afecto y cordialidad, sino que se reunían en diferentes ocasiones e intercambiaban correspondencia. El padre Twardowski dedicó a Juan Pablo II varios poemas. Su primer encuentro tuvo lugar en Varsovia, gracias a un amigo común, Wojciech Żukrowski, quien al venir un día de Cracovia a Varsovia, decidió visitar en el seminario a su amigo de los tiempos de escuela secundaria. El padre Twardowski se acordaba de haber participado en una misa oficiada, por el futuro Papa, en la capilla del seminario.
Luego, aunque no con mucha frecuencia, siguieron coincidiendo: en Częstochowa durante la reunión de escritores vinculados a la Iglesia, después de la liberación del Primado de Polonia, cardenal Wyszynski; viajaron juntos, en coche, desde Varsovia al Santuario de Jasna Góra; se veían en las asambleas de los sacerdotes profesores de polaco en los seminarios. En una ocasión el cardenal Karol Wojtyła celebraba la ceremonia del matrimonio en la iglesia de la Visitación de Varsovia y le asistía el padre rector, Jan Twardowski. El momento fue captado en una bella fotografía.
Las circunstancias variaron al quedar elegido Papa de la Iglesia Universal el arzobispo de Cracovia. El poeta, Jan Twardowski que, en una de sus poesías tempranas, rezaba “no ser persona tan honorable/ que le abran el paraguas/ que la envíen a Roma….”, nunca había estado en la Ciudad Eterna. Por tanto, solo hubo algunos encuentros más cortos y cordiales durante las peregrinaciones papales a Polonia. Quedan las poesías del padre Twardowski, unas cartas sumamente personales y una fotografía “sonriente” en color, obra de Arturo Mari, del padre Twardowski en conversación con el Santo Padre.
Ya, en el año 1979, con motivo de la primera peregrinación de Juan Pablo II a su Patria, el poeta escribió un texto de la bienvenida, recitado por los niños:
Te da la bienvenida cada muchacho sorprendido
cada niña asombrada
porque el propio Jesús a Varsovia
nos viene directamente contigoUna clase de religión nos viene a la mente
San Pedro con dos llaves
y la Virgen que tanto gusta
de hablar polaco con nosotros
[…]en esa multitud de millones de corazones
a diestra y siniestra
un Zaqueo polaco, que con tal de verte
comenzará a trepar un árbol.
[…]
Al cabo de cierto tiempo, vio la luz ya no un poema de circunstancias concretas, sino un exquisito poema lírico, dedicado al Santo Padre. Desde su elección al trono de San Pedro habían aparecido muchos versos expresando el gran amor a Juan Pablo II de sus compatriotas: eran tantas las obras que llegaron a formar una antología. Desgraciadamente, pocas veces, el ardor y el afán iban de la mano con la dimensión artística. Por eso, un cortísimo poema lírico, con un sencillo título Jan Paweł II, ha tenido que conmover a todos:
Hay tanto en Ti,
nuestros ojos polacos,
la fe de la madre, su sonrisa sufriente
y un timbre normal no muy de moda
tan ensordecido que despierta conciencias
Verdaderamente, es difícil decir más en tan pocas palabras……
Después del año 1989 cuando los volúmenes de la poesía del padre Twardowski podían publicarse ya sin obstáculos, algunos de los poemas llegaban al Papa. El distinguido Destinatario siempre contestaba con una carta cordial:
Querido Padre Jan, escribió al recibir la antología. Deseo agradecerle de todo corazón el tomo de poesías Rwane prosto z krzaka. Leo diez páginas al día. Todo, en este tomo, empezando por el título es homogéneo. Resulta fácil reconocer que son poesías del padre Twardowski. Solo él único escribe así y, de este modo, a través de su obra, conduce a las personas hacia Dios. Ruego acepte, con ocasión de la Pascua, mis mejores deseos para que siga, Padre Jan, aún durante mucho tiempo proclamando a nuestros coetáneos la verdad de Cristo Crucificado y Resucitado.
Juan Pablo II
No podemos sino lamentarnos de que el poeta, como cohibido por la cordialidad del Papa, nunca haya revelado de una forma más extensa este, único en su género, intercambio de pensamiento. Por un relato televisivo sabemos, por ejemplo, que durante la reunión con los representantes de la cultura, en el Teatr Polski de Varsovia, Juan Pablo II, al pasar por el patio de butacas, se detuvo junto al padre Twardowski charlando con él un buen rato.
Por avatares de la vida, he tenido la oportunidad de conocer la historia del poema más extraordinario del sacerdote-poeta y de la respuesta del Santo Padre. Se aproximaba el veinte aniversario del pontificado de Juan Pablo II. Una vez, mientras estaba yo visitando al padre Twardowski, le oí decir: Mira, lo que se me ha ocurrido escribir aquí….Y, me entregó el manuscrito. El poema estaba basado en una idea sorprendente; ya, en el propio título, el autor no escribía sobre el aniversario del pontificado …..sino sobre el cumpleaños. Un poema lírico, etéreo lo más alejado de patetismo:
Feliz Día de Cumpleaños
solo el ángel lo adivinaría
sonriente como nieve sagrada
caída en los Tatra polacos
Pasa el siglo como un vendaval
sigue en las manos el mundo divino
y Él – tan joven
acaba de cumplir 20 años
El texto llegó a las manos del Papa quien, visiblemente emocionado, le contestó con una carta excepcionalmente personal, sin ocultar lo importantes que le resultaban las palabras del poeta:
Querido Padre Jan:
Agradezco muy cordialmente su entrañable pensamiento con ocasión del “veinte cumpleaños” y por Kubek z jednym uchem (El tazón con asa). Es cierto, este siglo va pasando como un vendaval y, no solo en el sentido de que acaba de repente. Fueron tormentosos los años en los que a nuestra generación tocó vivir. La divina providencia nos permitió, sin embargo, experimentar que, incluso a través de las nubes más oscuras, rutila el sol y, que al escampar la tormenta, se percibe aún mejor la belleza del cielo. Quizás, en ello precisamente, radica el secreto de esa juventud que, aunque apoyada en un bastón, toma la forma de un veinteañero o de ese joven, con la boca abierta, quien sabe que “aunque cayese toda la Iglesia, a Dios se le dice: sí”.
Doy gracias a Dios por esos años y por mi juventud. Que la gracia divina no nos abandone. Que el Espíritu Santo le traiga, Padre, mucha inspiración para que siga proclamando el Evangelio con el corazón ardiente y la palabra poética. Le bendigo de corazón
Juan Pablo II
El sucesor de San Pedro comentó casi cada uno de los versos del poema que le fue dedicado y lo hizo de un modo sumamente directo, lleno de reflexiones personales. Impresiona, ante todo, la reiterada referencia a la expresión “tan joven”: “Quizás en ello precisamente, radica el secreto de e s a j u v e n t u d, que, aunque apoyada en un bastón, toma la forma de un veinteañero…”. ”Doy gracias a Dios por la gracia de esos años y de e s a j u v e n t u d…·, “Que e l l a no nos abandone” / subr. W.S./.
Sé también por Marek Skwarnicki que durante su estancia en el Vaticano, antes de la publicación de Tryptyk rzymski (Tríptico romano), el secretario del Papa, obispo Stanisław Dziwisz, consultó la posibilidad del viaje a Roma del padre Twardowski, dado que Juan Pablo II deseaba recibirlo.
Es de lamentar que los encuentros de estos dos personajes, tan excepcionales, de la Iglesia polaca y su cultura, sacerdotes y poetas a la vez, tan generosamente dotados por el Creador, con múltiples talentos y un carisma especial, no hayan sido, hasta ahora, registrados y conservados de alguna manera.
Waldemar Smaszcz