El hombre y la cultura
“Juan Pablo II y sus enseñanzas sobre la cultura».Éste fue el tema de la sesión académica celebrada el 13 de febrero en la sede de la UNESCO, en París y organizado por la Fundación romana de Juan Pablo II – Centro de Documentación y Estudios del Pontificado y la Misión Observadora Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO. Entre unos 500 invitados había 40 embajadores acreditados por la organización.
Tras palabras de bienvenida por parte del Prelado D. Francesco Follo, el observador de la Santa Sede ante la UNESCO, el cardenal Stanisław Ryłko, presidente de la Fundación Juan Pablo II y D. Hans d´Orville, vicedirector de la UNESCO, tomó la palabra el profesor Krzysztof Zanussi para iniciar la sesión, recordando sus encuentros personales con Juan Pablo II.
La primera conferencia corrió a cargo del padre Follo quien aludió al memorable discurso pronunciado por el Papa en la sede la UNESCO, el 2 de junio de 1980 y destacó que Juan Pablo II era muy sensible al fenómeno del multiculturalismo, que constituye una faceta del mundo moderno, y a la dimensión humanística de la cultura de debería servir al pleno desarrollo del hombre.
El profesor Fabrice Hadjadj, filósofo francés, director del Instituto Europeo de Estudios Antropológicos Philantropos de Friburgo (Suiza), habló de “la importancia y el papel de los valores evangélicos en la cultura moderna”, subrayando que la crisis de la cultura contemporánea se debe, en gran medida, al hecho de que la revolución industrial y la tecnología han convertido la cultura en una fuerza dirigida contra la naturaleza, al reducirla a la biología y su determinismo.
El profesor Thomas Hong-Soon, economista de la Universidad Hankuk de Seul, presentó su ponencia sobre “la relación entre la economía y el desarrollo integral da la persona humana”. Destacó que, partiendo del principio personalista de que la economía debe servir al hombre y no al revés, es evidente que el desarrollo del hombre y de las naciones requiere una reforma del sistema económico, basada en la solidaridad internacional que, al tener en cuenta las exigencias éticas, indica las condiciones de una economía sana, por medio del reforzamiento del capital humano.
El tema de “la juventud en el laberinto de la cultura contemporánea” fue abordado por la profesora Rossana Reguillo Cruz, de la Universidad Jesuita de Guadalajara, afirmando que la juventud de hoy no constituye un grupo uniforme, sino una sociedad muy diversificada que se puede subdividir en varios grupos, en función de su adaptación a las exigencias del mercado libre, los standards sociales, formas de contestación, o alienación. A muchos jóvenes les une la desconfianza hacia las instituciones, por ejemplo, al estado o a la Iglesia. Para cambiar esta situación, es indispensable conocer los procesos culturales y sociológicos que afectan a la juventud.
El profesor Zdzisław Kijas OFMConv., teólogo de la Universidad Pontificia Juan Pablo II de Cracovia, disertó sobre la necesidad de la trascendencia en el proceso educativo. Si nos basamos sólo en el intelecto, no seremos capaces de formar a un hombre dispuesto al sacrificio, comportamiento noble o heroísmo. Es esencial la presencia de Dios en el proceso educativo; el hombre ha de permitir a Dios ser Dios porque entonces se encontrará a sí mismo y verá mejor la diferencia entre “ser más” y “tener más”.
Geneviève Médevielle, profesora de teología moral en el Instituto Católico de París, abordó el tema de “la dignidad de la mujer en el magisterio de Juan Pablo II”, quien decía que “el genio de la mujer” se expresaba en el servicio al amor y la caridad humana. La transmisión y el desarrollo de este pensamiento del Papa, enraizado en la Revelación, es especialmente significativo en la cultura contemporánea, sobre todo, debido a los derechos de la mujer y su dignidad que, a menudo, son entendidos de forma unilateral.
Resumiendo la sesión, el cardenal André Vingt Trois aludió al famoso discurso de Juan Pablo II en la UNESCO y a las ponencias presentadas. Afirmó que el simposio intentaba responder a dos preguntas: ¿la cultura moderna que se distingue por los logros técnicos, protege efectivamente la imagen del hombre como un ser excepcional en el mundo? y ¿por qué la autonomía de las cuestiones terrenales causa la secularización del humanismo que excluye la existencia y el amor de Dios de la vida del hombre? El cardenal Vingt Trois observó que, frente a la crisis cultural que estamos experimentando, es tarea fundamental de los cristianos de hoy dar testimonio de la visión integral del hombre aportada por Cristo.
“La sesión celebrada el Miércoles de Ceniza, ha constituido una fiesta espiritual no solo para los católicos, sino también para personas con diferentes conceptos y mentalidades, y que representan también diferentes culturas. Juan Pablo II apoyaba el sentido de conducir un debate sobre temas importantes, referentes al hombre de los Areópagos modernos, a los que, indudablemente, pertenece la UNESCO. Se puede esperar que esta sesión haya sido una buena ocasión para contemplar los problemas de la cultura contemporánea desde la perspectiva del Evangelio, que se caracteriza por el amor y la preocupación por el hombre, tal como nos lo ha enseñado Juan Pablo II” resumió el simposio el padre Andrzej Dobrzyński, director del Centro de Documentación y Estudios del Pontificado que actúa en el marco de la Fundación Romana de Juan Pablo II.